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Fertirriego, dos pasos en uno para el cultivo sostenible

Regando y fertilizando los cultivos desde una única instalación, así funciona un equipo de fertirriego. Un sistema más sostenible que reduce costes e impacto ambiental y mejora la eficiencia de los recursos. El sector agrícola se une a la innovación para transformarse. Un impulso más para cuidar del planeta.

Fertirriego, dos pasos en uno para el cultivo sostenible

Velar por el cuidado del medioambiente es un desafío para todos los sectores, también para el agrícola. La innovación juega un papel fundamental y aporta nuevas soluciones alineadas a la sostenibilidad. Ese es el cometido de los sistemas de fertirriego, que alimentan los cultivos simultaneando el agua de riego y la aplicación de fertilizantes.

Multiplicación de ventajas

El fertirriego no es solo ahorro de costes y aprovechamiento de recursos, tiene otros beneficios que, aunque no tan evidentes, son cruciales tanto para la actividad profesional de los agricultores como para el resultado de su trabajo, que repercute en la sociedad.

  •   Consumo racional de agua y fertilizantes con menor impacto medioambiental que otros sistemas.
  •   Control del cultivo, que se consigue diseñando un plan y un calendario de la fertilización que este necesita en el momento adecuado. Esta planificación permite una supervisión muy precisa y facilita la implantación de una solución urgente cuando, por ejemplo, se detecta una carencia nutricional del cultivo.
  •   Evita los daños del pisado de la maquinaria de fertilización clásica.
  •   Facilita un aumento del rendimiento y calidad de las cosechas.
  •   Contribuye al aprovechamiento y seguridad del agua, objetivo recogido en el ODS 6 Agua limpia y saneamiento. Y a la reutilización del agua en la agricultura a través de fuentes no convencionales, una propuesta de la Unión Europea enmarcada en el Plan de Acción para la Economía Circular.

La estrategia del fertirriego

Los beneficios de utilizar un sistema de fertirriego se sincronizan con una estrategia para sacar el máximo partido. Por ejemplo, la fertirrigación es muy útil cuando se usa en los cultivos que necesitan riego localizado mientras que, en menor medida, se aplica cuando la cosecha necesita que el agua cubra toda la superficie. En definitiva, elegir este sistema implica pensar en las características del cultivo, las circunstancias de los terrenos o cuál es su extensión.

Las ventajas también conviven con algunos inconvenientes y factores sobre los que reflexionar y que no conviene perder de vista.

  •   El coste de inversión inicial es más elevado que otro método tradicional de riego y fertilización. Sin embargo, se rentabiliza con el ahorro de costes.
  •   Se necesita formación para utilizar los equipos y para aplicar los fertilizantes.
  •   Los fertilizantes deben ser compatibles con el agua de riego que se va a utilizar. Es importante porque el coste de los abonos puede ser mayor.
  •   En algunos casos, podría haber riesgo de averías como, por ejemplo, por obturación del sistema de goteo.
  •   También hay que contemplar el incremento del consumo eléctrico de los equipos.
Fertirriego, dos pasos en uno para el cultivo sostenible

El equipo adecuado para cada huerta

  •   Riego por goteo. Para aquellos cultivos que precisan de más humedad. Esta modalidad es de las más eficientes porque distribuye el agua en gotas minúsculas. Además, minimiza el crecimiento de maleza. Puede instalarse de dos formas: con mangueras enterradas o superficiales.
  •   Riego por aspersión. Aconsejado para superficies irregulares porque este sistema imita la lluvia natural. En este caso, los fertilizantes se aplican en baja concentración para evitar daños en el cultivo.
  •   Riego por microaspersión. Idóneo para los árboles frutales. Este sistema riega y abona de forma localizada, pero con un mayor caudal.

Es fundamental que se use el equipo idóneo para cada terreno o tipo de cultivo, como también lo es seguir esta serie de consejos para valorar la elección del equipo de fertirriego:

  •   Analice siempre todas las características del cultivo, como el periodo de crecimiento y la extensión que ocupa para calibrar el riego y el nivel de fertilizantes. No hacer este cálculo correctamente podría suponer una pérdida de efectividad y, en consecuencia, de dinero.
  •   También hay que distinguir entre el cultivo que necesita crecer en una zona húmeda todo el tiempo (como, por ejemplo, los cereales) y el que puede hacerlo con niveles de agua más bajos (las hortalizas). Esta diferencia te permite dar en la diana sobre el sistema preferente.
  •   Estudie la calidad del suelo. Cultivar en una tierra arenosa implica que el agua no filtra fácilmente, precisamente lo contrario de lo que ocurre en terreno arcilloso.
  •   Examine la calidad y cantidad de agua de la fuente principal. La llamada agua “dura” concentra altos niveles de sales que podrían provocar un riesgo de taponamiento del sistema de riego.
  •   Valore las características técnicas del equipo de fertirriego para tener en cuenta todos los costes directos e indirectos de este sistema: la instalación, mantenimiento, formación, rentabilidad en función del cultivo o consumo eléctrico.

En definitiva, hacer un análisis completo facilitará la decisión y, sobre todo, asegurará una elección correcta para que este sistema de cultivo sostenible sea totalmente eficaz.

Además, en Argentina, Colombia, Perú y México, entidades financieras como BBVA ofrecen préstamos y soluciones de leasing y renting para equipamiento, bien destinado a aquellas explotaciones agrícolas certificadas como sostenibles, bien a determinados activos como tractores, maquinaria de precisión o sistemas de riego eficientes, bien a prácticas como la siembra directa. Entre ellos, destaca el 'Agropréstamo' ofrecido en España, con el que se puede financiar el periodo de conversión de una producción agrícola convencional a una ecológica.

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