¿Qué es la Etiqueta Ecológica Europea (EEE) y cómo conseguirla?
La Etiqueta Ecológica Europea (EEE) es el sistema de etiquetado ecológico voluntario, creado por la Unión Europea en 1992, para identificar productos o servicios que cumplen una serie de criterios de sostenibilidad ambiental que los diferencia de otros productos similares. Su objetivo, por tanto, es promover productos y servicios con un impacto medioambiental reducido durante todo su ciclo de vida, así como proporcionar a los consumidores información exacta, con base científica, sobre su impacto en el medioambiente.

Representada gráficamente por una flor de tallo verde coronada por el símbolo del euro y las estrellas de la bandera europea, esta certificación es un sistema de certificación gestionado por el Comité de Etiqueta Ecológica de la UE con el apoyo de la Comisión Europea y de todos los Estados miembros. Dicho organismo público e independiente comprueba que el producto cumple los estrictos criterios ecológicos (como la huella de carbono) y de rendimiento definidos a nivel europeo.

Creada en el año 1992, la Etiqueta Ecológica Europea constituye una parte importante de la política comunitaria de instrumentos voluntarios de ayuda a las empresas y a los consumidores para mejorar su actuación ambiental. En la actualidad, en la UE existen 70.692 productos con etiqueta ecológica, que corresponden a unas 1456 empresas, según datos publicados en la web de la institución europea. En España, 183 empresas y más de 27.000 productos cuentan con este distintivo.
¿A qué productos o servicios aplica y cómo solicitarla?
Cualquier tipo de bien o servicio que cumpla los criterios ecológicos (revisados cada cuatro años para ajustarlos a los últimos avances) puede ser candidato a esta etiqueta. Pueden obtenerla desde los detergentes, los ordenadores portátiles o la ropa, hasta los alojamientos turísticos. El sello o logotipo es utilizado para comunicar que el producto es ambientalmente preferible en el ámbito del sector de ese producto.
En el caso concreto de los alimentos o piensos, solo pueden acceder a la etiqueta ecológica de la UE si son productos certificados como ecológicos. Una circunstancia que está reflejada gracias al logotipo de la Unión Europea y el código numérico de la entidad de control de quien depende el operador responsable del producto. Este distintivo, que cumple 10 años, también facilita a los agricultores la comercialización de sus productos en todos los países de la UE.
La Comisión Europea agrupa en 12 categorías los productos y servicios a los que ha concedido la etiqueta ecológica. En España, son las comunidades autónomas las que deben nombrar el organismo competente para la concesión de la Etiqueta Ecológica Europea. A su vez, la solicitud del distintivo de la flor debe ser dirigida a los organismos competentes de las autonomías de origen del producto. En caso de no haber sido designado organismo competente, el solicitante deberá acudir a la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino en Madrid.
La etiqueta ecológica de la UE no aplica a productos que contienen sustancias o preparados que respondan a los criterios que los clasifiquen como tóxicos, peligrosos para el medioambiente, carcinógenos, mutágenos o tóxicos para la reproducción.
A destacar también que la utilización de la etiqueta conlleva un abono al organismo competente de una tasa única de solicitud y un canon anual. Para el primer caso está establecido un pago de entre 300 y 1.300 euros, según el Estado miembro y el tipo o tamaño de empresa que solicite la etiqueta. Para el anual oscila entre un mínimo de 500 y un máximo de 25.000. La UE lo detalla de esta forma en su página web.