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Consejos o tips para disminuir mis gastos mensuales

Cada mes es un reto para los presupuestos familiares. Conseguir que cuadren pasa por una reducción de los gastos mensuales, lo cual depende de claves como estas que se anotan a continuación.

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La gestión de los imprevistos

Los gastos inesperados son un “sospechoso habitual” en el descuadre del presupuesto mensual. Sin embargo, raro es el mes en el que no surge algún imprevisto. Un mes es una cosa, otro mes es otra: reparaciones, reposiciones de diferentes bienes, eventos sociales inesperados, gastos por enfermedad, etc.

En primer lugar, hay que plantear que muchos de esos gastos pudieron haberse contemplado. Un ejemplo de ello son las reposiciones. Los hogares que están atentos al estado de mantenimiento de sus vehículos, muebles, electrodomésticos, etcétera, tienen la ventaja de saber si, ante una oferta u oportunidad, conviene reponer o seguir con el bien antiguo. De lo contrario, ese imprevisto puede surgir en el peor momento, generando cada imprevisto mes tras mes gastos adicionales.

Los seguros ayudan mucho a la buena gestión de los imprevistos. Permiten pagar una prima periódicamente, beneficiándose de la disminución de los riesgos y de los beneficios de las técnicas actuariales.

Gestionar la estacionalidad de los precios y gastos

Muchos gastos son estacionales, tienen picos y valles. Por ejemplo, se gasta más en electricidad de noche que de día, todos los meses de septiembre hay que plantear los gastos de la vuelta al colegio de los niños, los días de descanso se emplea más dinero en ocio, etc.

¿Qué es y cómo nos afecta la estacionalidad?

Para gestionar los efectos de la estacionalidad sobre el presupuesto familiar, se pueden tomar dos estrategias complementarias. La primera es luchar contra la estacionalidad. Por ejemplo, si a una familia le cuadra disfrutar de unos días de vacaciones en temporada baja, el presupuesto de vacaciones será mucho menor, lo que disminuirá mucho los gastos de ese mes.

La segunda estrategia es aprovechar la estacionalidad. Por ejemplo, si se tiene una tarifa eléctrica con discriminación horaria, convendría trasladar la mayor proporción posible del consumo eléctrico a las horas en que es más barata la electricidad.

La evaluación de los gastos mensuales

Para poder reducir los gastos mensuales, lo primero es comprenderlos. Hay que evaluarlos y hay que crear un balance personal que ayude a organizar mejor las finanzas personales. Interesa especialmente disponer de herramientas para el análisis de la situación de las finanzas personales.

En la labor de control y organización de las cuentas, puede ser de mucha ayuda el empleo de software específico para la gestión de las finanzas personales, que, además de ayudar a controlar los gastos mensuales, puede servir para no cometer errores que acaben por arruinar las finanzas personales.

El correcto empleo de las tarjetas de crédito

La tarjeta de crédito puede ayudar a aquellas personas que tienen unos ingresos que varían mucho mes a mes. Además evitan tener que acumular ahorros en inversiones con mucha liquidez (inversiones cuyo dinero es muy sencillo de rescatar sin riesgo), ya que, a largo plazo, ofrecen menores rendimientos.

Incluso las tarjetas de débito pueden ayudar a disminuir los gastos mensuales. A todo el mundo se le presentan de vez en cuando buenas oportunidades de consumo sin tener en ese momento dinero en metálico. Y es posible que, si no se aproveche en el momento, la oportunidad se pase porque ya no volverá por ese lugar, porque solamente dure un tiempo reducido, etc. La tarjeta de crédito o débito, además de ser la forma más cómoda de pagar, puede ser la más útil para reducir los gastos mensuales.

La economía colaborativa

La economía colaborativa es una opción muy interesante para reducir los gastos mensuales desde dos perspectivas. La primera es la de proveedor de bienes o servicios en la economía colaborativa. Lo que a una persona le sobra durante algún tiempo, puede ser interesante para otra, que le compense económicamente. Gracias a eso, se pueden adquirir bienes que, aunque pudiesen resultar caros para no poder emplearlos continuamente, tengan ventajas en la reducción de determinado tipo de gastos.

A través del empleo de las nuevas tecnologías, las opiniones que se pueden obtener pueden aportar la confianza necesaria para que estas operaciones tan saludables para reducir los gastos mensuales de los presupuestos familiares puedan tener lugar.

La adecuada gestión de los gastos en alimentación

Los alimentos frescos de temporada cocinados en el propio hogar son la opción estrella para disminuir los gastos mensuales. Pero, por diversas razones, cada forma de alimentarse debe hacerse un hueco en la adecuada gestión de un presupuesto familiar.

Las conservas, los embutidos, los congelados, los alimentos precocinados, son una solución que, pese a un coste algo mayor, pueden ser la salida de muchos apuros y pueden ayudar a una dieta variada sin tener que acudir a restaurantes, incluso cuando la nevera se encuentra sin alimentos frescos o no se dispone de tiempo para prepararlos.

La ubicación de la vivienda

La ubicación de la vivienda influye mucho en la configuración de los gastos mensuales. Si se vive en un lugar apartado, muchas actividades implican desplazamientos, de modo que, o se renuncia a ellas, o suponen un gasto más elevado que si se vive cerca de donde se desarrollan esas actividades. Además de por la renuncia a actividades que puedan implicar un incremento de los gastos mensuales, vivir en un lugar apartado puede suponer un ahorro por el menor precio de la vivienda y de algunos bienes y servicios.

El número de miembros del hogar

Mes tras mes cada hogar necesita unos gastos para su correcto mantenimiento: productos de limpieza, mínimos de los diferentes recibos, gastos de calefacción o aire acondicionado, gastos de comunidad, determinados impuestos …

Esos gastos no dependen del número de miembros del hogar. La vivienda hay que limpiarla independientemente de si viven muchas o pocas personas en ella. Los gastos de comunidad hay que pagarlos con independencia del número de personas que vivan en casa.

Vivir pocas personas en un hogar eleva los gastos mensuales por persona, por lo que hay que valorar muy bien si no existen posibilidades de vivir con más familiares, compartir vivienda con amigos o incluso con personas que no se conoce. Hay que valorarlo bien porque cada opción tiene sus costes y sus beneficios.

Pero vivir en un lugar densamente poblado y dotado de toda clase de servicios puede ser también una buena forma de disminuir los gastos mensuales. Los gastos relacionados con desplazamientos suelen ser menores. Se puede acceder a muchos servicios que son inaccesibles sin desplazamiento en zonas apartadas, lo que contribuye a unas mayores oportunidades de consumo, lo que se puede aprovechar para realizar un consumo responsable que disminuya los gastos mensuales en muchos capítulos.

Es importante valorar el encaje de la ubicación de la vivienda con las actividades (laborales, formativas, de consumo, de ocio, de relación con otras personas, etcétera) que se realizan.