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Economía

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Las menores restricciones de movilidad comienzan a dar sus frutos y algunos países empiezan a mostrar cierta recuperación, aunque a una velocidad diferente. A la cabeza, se sitúan el ‘Sunbelt’ norteamericano y Turquía. En España, las distintas fases de la desescalada muestran una recuperación desigual entre regiones. Estas son las principales conclusiones de un estudio semanal que analiza la dinámica en tiempo real del gasto en los países donde BBVA opera, durante la pandemia de COVID-19.

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El batacazo global provocado por el coronavirus tiene ya consecuencias históricas. Tras la pandemia sanitaria, aún sin resolver, el planeta trata de aplacar el colapso económico. La geopolítica se mueve rápido, de manera constante, y elementos como la globalización, la deslocalización industrial y el movimiento de personas, mercancías, bienes y capitales se están repensando. Como dice Jorge Sicilia, debemos aprender de esta crisis “porque si no lo hacemos, la siguiente vez el impacto será mucho peor y no podremos decir que nos pilla desprevenidos”.

El desarrollo y el bienestar de una sociedad están ligados a una adecuada política económica que genere crecimiento, sin dejar de lado temas de alta relevancia, como la disminución de la pobreza y la desigualdad, la sostenibilidad ambiental, el aumento de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad infantil. Así lo explica Carlos Serrano Herrera, economista jefe de BBVA  en México.

El sector del automóvil es uno de los sectores que más se está viendo perjudicados por la crisis del coronavirus. En ausencia de la pandemia, se habrían matriculado en torno a 230.000 turismos adicionales en marzo y abril en España. Más aún, este año la venta de coches podría caer un 40%, según las estimaciones de BBVA Research incluidas en el informe Situación Consumo del primer semestre del año.

Diversos estudios han analizado las epidemias pasadas y sus consecuencias en la sociedad a lo largo del tiempo. Una de las conclusiones que se observa en distintos análisis es que el fenómeno de una enfermedad infecciosa como el COVID-19 no es nuevo, y aunque su impacto todavía es incierto, algunos datos demuestran que, los efectos de otras pandemias ya superadas con anterioridad, han tenido unas consecuencias aún mayores que los previstos en esta ocasión.

El impacto del coronavirus en la economía dependerá de la duración de las restricciones, del impacto sobre la capacidad utilizada y de las políticas que se pondrán en marcha para mitigar los efectos de esta crisis. La distinta estructura sectorial de las economías regionales, las diferencias en el uso de la contratación temporal y la prevalencia de empresas de menor tamaño en algunas de ellas hace que esto se traduzca en impactos muy heterogéneos. Así, según el Observatorio Regional de BBVA Research, las comunidades del centro y norte podrían observar una menor contracción de la actividad en 2020, favorecidas por una recuperación más rápida de la actividad en los sectores industriales y menos vinculados al consumo social. Por el contrario, la dependencia del turismo, el mayor uso de contratos temporales y un mayor porcentaje de pequeñas empresas en las comunidades insulares, del sur y del Mediterráneo pueden generar una mayor contracción en 2020, y hacer que estas comunidades se recuperen más tarde.