El ahorro energético beneficia a todos y si bien el uso de los electrodomésticos en el hogar son los que generan más gasto en el consumo eléctrico, existen maneras para reducirlo y consumir la energía de forma responsable y eficiente.
Calentamiento Global
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¡Arranca la tercera temporada de los podcast de OpenMind! En este programa analizamos un concepto fundamental en la lucha por salvar nuestro planeta: la neutralidad climática. ¿Qué es? ¿Cómo podemos alcanzarla?
Cocinar, desplazarse y calentarse en la Antártida significa habitualmente quemar combustible, lo que genera el llamado carbono negro. Al mezclarse con la nieve, este hollín la oscurece y hace que se caliente más deprisa.
Vamos a viajar a 2050, a un mundo que celebra el fin de la descarbonización, que es más sostenible y limpio. Hoy todavía es una utopía. Varios expertos dibujan cómo sería vivir en la Tierra si actuáramos ya: clima más estable, más hielo en el Ártico y un aire más limpio que supondría, entre otras cosas, la reducción de ingresos hospitalarios por contaminación.
La lista de fenómenos climáticos, económicos y sociales que ya desencadena el cambio climático es llamativa. Los estudios científicos más exhaustivos, como los de las Naciones Unidas, coinciden en que irán a mucho peor si la actividad humana no cambia de raíz para frenar el calentamiento global del planeta.
Solo hay un camino para evitar los efectos más devastadores del cambio climático: avanzar a marchas forzadas hacia una sociedad baja en carbono que deje atrás los combustibles fósiles y apueste por el desarrollo de las energías renovables, la bioenergía, el transporte sostenible y la reducción de la deforestación.
El cambio climático es una realidad incuestionable con consecuencias tangibles en la Tierra, por lo que la sostenibilidad juega un papel clave para revertir los efectos. El calentamiento global provocado por la actividad del ser humano se percibe por las fluctuaciones de las estaciones, que ya no son lo que eran. Así lo considera Carlos Briones, doctor en Ciencias Químicas e investigador del Centro de Astrobiología, organismo dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, INTA, asociado al Programa de Astrobiología de la NASA.
Según los expertos de Naciones Unidas, el cambio climático supone la alteración de la composición de la atmósfera global que causa múltiples consecuencias negativas para la naturaleza y la vida. La humanidad sabe bien a qué se refieren, porque ya está aquí en forma de desertificación, subida del nivel del mar o de temperaturas extremas. En este contexto, es esencial actuar con más decisión, más recursos y de manera más rápida para mitigar su impacto en favor de la sostenibilidad del planeta.
El concepto comenzó a investigarse en el siglo XIX, ganó popularidad en las décadas de 1960 y 1970 y desde entonces se ha expandido no solo por universidades y organismos públicos de todo el mundo, sino en las preocupaciones —y las experiencias— de cada vez más habitantes del planeta. Hoy el calentamiento global se confirma como uno de los mayores desafíos de la civilización humana.
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Hay una familia de gases, conocidos como clorofluorocarbonos (CFC) y utilizados en refrigerantes y aerosoles, que deterioran una de las defensas imprescindibles para la vida en el planeta, la capa de ozono. Desde 2020, el tamaño del agujero de esta capa se ha reducido. Y fue gracias a un acuerdo internacional firmado en 1987 por casi todos los países del mundo.
Las consecuencias del cambio climático y el compromiso que las administraciones, las empresas y la sociedad en general han adquirido con el medioambiente, han hecho que en los últimos años surjan diferentes términos que ya conforman todo un glosario enmarcado dentro de la sostenibilidad. La huella de carbono es uno de ellos.
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