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Los expertos de las Naciones Unidas dicen que el cambio climático “altera la composición de la atmósfera global y causa múltiples consecuencias negativas para la naturaleza y la vida”.
La ballena franca austral es una especie emblemática del Atlántico sur que se enfrenta a amenazas como las colisiones con embarcaciones, el cambio climático y la contaminación acústica. En península Valdés, un territorio perteneciente a la Patagonia argentina, los esfuerzos de conservación han permitido una recuperación gradual de su población tras décadas de caza comercial.
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*Imagen de apertura elaborada con inteligencia artificial (Midjourney).
La filial de BBVA se convierte en el primer banco turco que emite un bono azul de biodiversidad, en una operación pionera destinada a proteger el ecosistema marino. El bono, por un importe de 20,22 millones de dólares y con un vencimiento a tres años, se destinará a apoyar la gestión sostenible de los ecosistemas marinos en la cuenca del Mediterráneo.
La capa de ozono actúa como escudo contra la radiación ultravioleta, protegiendo la vida en la Tierra. Su recuperación comenzó tras el Protocolo de Montreal de 1987, que limitó los CFC, compuestos dañinos utilizados en aerosoles y refrigerantes.
El agujero de la capa de ozono fue detectado en 1977 y motivó un acuerdo global. Aunque se han registrado avances significativos hacia su recuperación, el cumplimiento del Protocolo de Montreal y la vigilancia constante siguen siendo claves para evitar nuevos retrocesos.
La conferencia sobre el cambio climático celebrada en Belém ha dejado un sabor agridulce: los acuerdos finales han sido menos ambiciosos de lo esperado, pero se han producido avances importantes en financiación para la mitigación y la adaptación climática, así como en transición justa.
La capa de ozono actúa como escudo contra la radiación ultravioleta, protegiendo la vida en la Tierra. Su recuperación comenzó tras el Protocolo de Montreal de 1987, que limitó los CFC, compuestos dañinos utilizados en aerosoles y refrigerantes.
BBVA Colombia, en alianza con Conservación Internacional, anunciaron el lanzamiento de un nuevo portafolio de tarjetas débito y crédito con impacto ambiental, operadas bajo las franquicias Visa y Mastercard, llamado “Colombia Vive” que nace con un propósito ambiental y social definido: financiar la restauración y conservación de cinco ecosistemas vitales en Colombia.
La Etiqueta Ecológica Europea (EEE) identifica productos y servicios con bajo impacto ambiental durante su ciclo de vida. Creada por la UE en 1992, permite a los consumidores elegir opciones sostenibles con criterios científicos y verificados oficialmente.
La sequía puede ser meteorológica, hidrológica o agrícola. Y la falta de precipitaciones depende de causas naturales, pero también del cambio climático provocado por la acción humana. Las consecuencias son claras: pérdidas económicas, destrucción de ecosistemas, migraciones forzosas y problemas de salud.
Las aguas residuales son aquellas que han sido utilizadas y que, por tanto, contienen sustancias contaminantes disueltas o suspendidas. Se generan principalmente por la actividad humana y si se aplicaran las técnicas actuales al tratamiento de aguas residuales en todo el mundo, la práctica totalidad de los habitantes tendría acceso a agua potable.
La capa de ozono actúa como escudo contra la radiación ultravioleta, protegiendo la vida en la Tierra. Su recuperación comenzó tras el Protocolo de Montreal de 1987, que limitó los CFC, compuestos dañinos utilizados en aerosoles y refrigerantes.
Los Créditos de Agua Positiva (CAPs) son una unidad para medir el impacto positivo que una iniciativa tiene sobre la gestión de los recursos hídricos. Act4Water, la ONG que ha creado esta metodología, concluye que cada crédito de agua positiva equivale a 1.000 metros cúbicos de huella hídrica a los que se ha sometido a alguna mejora.
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Estos dos conceptos miden el volumen de agua necesaria para producir los bienes y servicios que utilizamos. Mientras que la huella hídrica es una métrica que se centra en el volumen de agua usada directa o indirectamente en los procesos de elaboración, la huella de agua tiene en cuenta –además– el impacto ambiental del uso del agua dentro de su ciclo de vida.
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La capa de ozono actúa como escudo contra la radiación ultravioleta, protegiendo la vida en la Tierra. Su recuperación comenzó tras el Protocolo de Montreal de 1987, que limitó los CFC, compuestos dañinos utilizados en aerosoles y refrigerantes.