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Planeta

Nuestra forma de relacionarnos con los recursos naturales del planeta.

La ballena franca austral es una especie emblemática del Atlántico sur que se enfrenta a amenazas como las colisiones con embarcaciones, el cambio climático y la contaminación acústica. En península Valdés, un territorio perteneciente a la Patagonia argentina, los esfuerzos de conservación han permitido una recuperación gradual de su población tras décadas de caza comercial.

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*Imagen de apertura elaborada con inteligencia artificial (Midjourney).

La filial de BBVA se convierte en el primer banco turco que emite un bono azul de biodiversidad, en una operación pionera destinada a proteger el ecosistema marino. El bono, por un importe de 20,22 millones de dólares y con un vencimiento a tres años, se destinará a apoyar la gestión sostenible de los ecosistemas marinos en la cuenca del Mediterráneo.

BBVA Colombia, en alianza con Conservación Internacional, anunciaron el lanzamiento de un nuevo portafolio de tarjetas débito y crédito con impacto ambiental, operadas bajo las franquicias Visa y Mastercard, llamado “Colombia Vive” que nace con un propósito ambiental y social definido: financiar la restauración y conservación de cinco ecosistemas vitales en Colombia.

Las aguas residuales son aquellas que han sido utilizadas y que, por tanto, contienen sustancias contaminantes disueltas o suspendidas. Se generan principalmente por la actividad humana y si se aplicaran las técnicas actuales al tratamiento de aguas residuales en todo el mundo, la práctica totalidad de los habitantes tendría acceso a agua potable.

Los Créditos de Agua Positiva (CAPs) son una unidad para medir el impacto positivo que una iniciativa tiene sobre la gestión de los recursos hídricos. Act4Water, la ONG que ha creado esta metodología, concluye que cada crédito de agua positiva equivale a 1.000 metros cúbicos de huella hídrica a los que se ha sometido a alguna mejora.

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Estos dos conceptos miden el volumen de agua necesaria para producir los bienes y servicios que utilizamos. Mientras que la huella hídrica es una métrica que se centra en el volumen de agua usada directa o indirectamente en los procesos de elaboración, la huella de agua tiene en cuenta –además– el impacto ambiental del uso del agua dentro de su ciclo de vida.

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